domingo, 30 de noviembre de 2008

TU VIDA EN 65 MINUTOS



Durante mucho tiempo creí en el azar, que caprichoso nos sorprendería cada día con un conjunto de sucesos, sucesos que inconexos urdían la trama de la razón y el empirismo. Concebía al ser humano con demasiados grados de libertad, sólo la suerte se me escapaba y antojaba rebelde.
Pero ¿qué es el lo que ocurre cuando las casualidades adquieren sentido? ¿cuando sentimos que formamos parte de un todo? Sin abandonar la razón, pero yendo más allá, aceptando otro tipo de condicionantes a los que nos vemos expuestos: sociales, religiosos, instintivos, educativos... por citar algunos. Es necesario aceptar que parte de nuestro destino nos es ineluctable, que determinadas vivencias nos esperan, y que los sucesos que nos acontecen no son más que las piezas de un puzle, el gran puzle de la vida que dificilmente podremos llegar a comprender.
No por ello la vida adquiere sentido, pero si, que en determinadas ocasiones podremos llegar vislumbrar, una pequeña porción de los píxeles de una imagen que dibujamos, cuyo visión global, si tenemos suerte, llegaremos a percibir durante los últimos instantes de nuestra vida.
No quiero con esto decir que la voluntad no exista, y que somos víctimas pasivas del destino, sino que muchas de las experiencias que tenemos, tienen una causa, y que las personas entran en nuestra vida, es porque tienen conflictos similares a los nuestros, y ayudarnos a superarlos es la consecuencia de esa afinidad.

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