viernes, 31 de octubre de 2008

MY BLUEBERRY NIGTHS


Pocas veces una película nos puede transmitir tanto con tan pocas palabras, Wong Kar-Wai es un maestro del silencio ,de transformar la imagen en una poesía dulce evocadora.
Uno de los atractivos que tiene la película es el cambio de escenario, la cultura occidental en contraposición con la asiática; aúnque en algunos puntos la historia recuerda a Chunking Express, ya que la temática de las películas de este director raras veces abandonan la escena de los sentimientos de pareja, aúnque en esta película el director no se limita a este plano y surgen otro tipo de relaciones.
En este film Wong nos habla de amor y de desamor, del tiempo que cada persona necesita para curar sus heridas; se desarolla con un conjunto de encuentros y desencuentros de la protagonista con varios personajes límites ( un bebedor, una jugadora) que van apareciendo mostrando sus demonios, desde las sombras, y a la vez irradiando luz.
Si hay algo que me conmueve de este director es su capacidad para hacer metáforas a través de la imagen, el paso del tiempo representado por un metro..., la posibilidad de detener el tiempo en aquellos momentos que por su relevancia así lo requieren, recrear la cámara en un instante excelso e interpolarlo hasta el infinito, y su gran capacidad para mostrar la belleza en las situaciones mas cotidianas y rebelar la intensidad de los sentimientos a través de las miradas y los gestos.

lunes, 27 de octubre de 2008

CICLOS

En la cultura occidental el tiempo se reduce a un segmento con un punto de partida y otro final, por el que nos desplazamos de forma lineal sin posibilidad de retornar.
Pero en lo que se refiere a las vivencias y emociones, el tiempo se asemeja mas a un círculo por el caminamos, una y otra vez, en un retorno parcial. Espiamos otras posibles vidas, escuchamos otras voces, visitamos aquellos lugares ..., expiamos nuestras vivencias, cuyas cotas inexorablemente no podemos franquear.
Tan sólo en determinados momentos, momentos brindados por el azar, conseguimos escapar de la espiral por la que transitábamos.
Son estos instantes capaces de cambiar una vida, y es aquí cuando recupera el tiempo su calidad lineal, pues nos alejamos en línea recta de ese ciclo.
La naturaleza de estos intervalos es caótica y de ahí que sus repercusiones sean impredecibles, al igual que una débil ráfaga de viento es capaz de modificar la trayectoria que describe el humo de un cigarro hacia el vacío, así nos vemos arrastrados por el azar de un ciclo a otro.