domingo, 4 de enero de 2009



Nos persigue,
persiste desde las sombras,
no es posible dejar atrás obscuridad alguna,
ni las vidas que allí naufragaron.
Caemos en la noche kafkiana,
sin voluntad, ni posible huida.
¿Cómo voy a ser yo la que te redima?
si no hay amanecer,
ni se vislumbra orilla.
Obstaculiza este ancla onírica
que a alta mar ata y aisla,
allí,
donde se retorna al pasado,
y no hay acto en el presente.
No hay contrapeso que equilibre nuestro navío.
¿Cómo voy a salvarte yo?
si me hundo contigo.

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