En ocasiones, compramos discos que creemos vamos a seguir oyendo toda nuestra vida, en principio su contenido nos seduce, y pasado un tiempo, cuando los recordamos resulta que tan solo los llegamos a escuchar en una ocasión. En el presente te los nombran, alguien dicen su nombre y se han convertido en un vago recuerdo en algún lugar de tu mente.
Otras veces sin quererlo, encuentras un disco olvidado, entre un montón de libros en los que hacía tiempo no andabas, se encontraba escondido, derrepente sin meditarlo, este disco que tantas cosas evoca, se convierte en la banda sonora de tu día a día. Ya no huele a pasado, ahora ves en él cosas distintas, se ha convertido en otro y percibes otros instrumentos, agudos que no sabías existían, bajos que revelan su complejidad, algo que en otro momento no alcanzaste a percibir.
Me encanta redescubrir los discos que el paso del tiempo cambia, generalmente han madurado y mejorado, tu percepción también es otra, así que se trata de discos nuevos, otros discos.
Ahora escucho un nuevo disco, por descubrir, emocionante y al mismo tiempo desgarrador y entristecedor: "I'm a bird now de Antony and the Johnsons" . No sé si llegará a formar parte de la BSO de mi vida, son cosas que sólo el tiempo puede desvelar.
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