domingo, 25 de enero de 2009
LA VENTANA DE ENFRENTE
¿Qué ocurriría si alguien apareciera en tu vida para "rescatarte"? ¿Cómo actuarías si el azar y la casualidad se aliaran para hacer realidad lo que deseas?
A veces ponemos la esperanza en otras personas para evadirnos de una realidad, que en algunos casos nos es ajena o que en otros muchos no sabemos valorar. Deseamos que alguien nos rescate y llene ese vacío existencial que en muchas etapas irrumpe como una fiera en nuestras vidas.
Generalmente esas personas no responden a nuestras expectativas, o pasan por nuestro lado sin ser capaces de rasgar esa primera capa que nos embadurna y protege de lo que nos puede dañar.
Pero ¿qué ocurre cuando si se corresponde con tus expectativas? ¿cuando aparece la repuesta a lo que siempre te habías preguntado? Ya no es el reflejo de tu voz, la realidad supera al eco de tus pensamientos.
Si todo esto se cruzara con una de las más bellas historias de amor, la del encuentro imposible, la de la frustración por la incomprensión de una sociedad homófoba, la que trasciende a las miradas y los encuentros furtivos, la que se concilia en la escritura de los sentimientos y se alimenta en la espera del momento propicio, aquel momento que no fluye sin la presencia de la muerte.
La protagonista opta por no ver el detalle, por alejarse y poder ver su propia vida "desde la ventana de enfrente", observar su vida desde la distancia, sentir la pérdida antes de partir, y así resuelve matar algo de sí misma para después renacer de sus propias cenizas.
En lugar de cambiar lo que le rodea, opta por la autorrealización personal, llenar su hueco por otro camino, buscándose a sí misma; un camino sin duda más arduo, menos común en la sociedad de hoy en día, pero que si somos capaces de emprender, quizá en determinados instantes, nos permitirá rozar con la punta de los dedos, aquello que llaman felicidad.
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